Durante esta pandemia, los españoles estamos asistiendo a discusiones entre la Administración Central y las Autonomías, respecto a las medidas que deben adoptarse para hacer frente al virus. La primera argumenta que las competencias en cada territorio no están solo en sus manos y cuando legisló en general respecto al anterior Estado de Alarma, fue muy criticada. Las segundas explican que el Gobierno no tiene una política orientativa común como debería ser y las ayudas no siempre se reparten con criterios de igualdad.
Tanto unos como otros parecen defender que si tuvieran la competencia exclusiva en el tema de las medidas a adoptar frente a la pandemia, los resultados serían distintos. De todo ello parece deducirse que si el Gobierno decidiera aplicar su política directamente sin contar con las Autonomías, la situación sería distinta: los hospitales estarían bien dotados y de forma uniforme en todo el territorio nacional, se contrataría a los profesionales sanitarios adecuados, los medios con adquisición centralizada se repartirían equitativamente y, en general, el actuar directamente facilitaría la realización de una política eficaz respecto al virus, en vez del maremágnum existente, donde parece imposible coordinar a 17 políticas sanitarias.
Pues bien, hay dos territorios donde el Gobierno central tiene asumidas absolutamente todas las competencias y por tanto cuenta con libertad completa para tomar las medidas que recomienda a veces sin éxito, a los demás. En estas zonas le es posible, por tanto, dotar los hospitales, puede contratar los médicos que quiera sin contar con nadie, le es posible enviar los medios que estime oportunos y, de paso, demostrar a las 17 Autonomías que donde toma las decisiones libremente, la eficacia está garantizada.
Estos dos territorios son Ceuta y Melilla, donde las citadas competencias en materia sanitaria no están transferidas y las decide por tanto el Gobierno a través del organismo llamado Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA). Pues bien, en este momento son las zonas mencionadas las que afrontan inexplicablemente problemas que se agravan día a día. En Ceuta, por ejemplo, no se consigue fijar a los especialistas en la ciudad y el Hospital Universitario de Ceuta (HUCE) dispone solo de 7 camas en la única Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) que está al completo por supuesto, se habilitó como tal la Sala de Reanimación e incluso, en ocasiones, dispusieron una zona COVID en Urgencias que albergó hasta 12 pacientes en los últimos días. Y reconoce el estatal INGESA del que depende este hospital, que solo dispone de cuatro intensivistas -que serán pronto solo tres si Madrid no lo remedia- para atender debidamente 24 horas al día todo ese entramado. Ya Adolfo Suárez, cuando en su vista a Ceuta como Presidente del Gobierno se le pidió entonces una UCI, explicó que lo importante no era instalarla, sino contar con médicos, profesionales formados de enfermería y técnicos suficientes que residieran en la ciudad.
"No parece lógico admitir que en los territorios que dependen directamente del nacional INGESA, los resultados sean bastante peores que en el resto de las Autonomías que tantas críticas reciben por sus políticas diferentes y errantes”
Además, según los datos de octubre del Ministerio de Sanidad, las cifras son desesperanzadoras porque la media nacional de casos diagnosticados en las últimas dos semanas por 100.000 habitantes está en 485,28, mientras que en Ceuta, dependiente del Gobierno Central es de 733,69 y en Melilla de 1.276,49, la más alta de España. Esto se traduce que a esa fecha había en Ceuta 528 casos activos y 14 fallecidos.
No parece lógico admitir que en los territorios que dependen directamente del nacional INGESA, los resultados sean bastante peores que en el resto de las Autonomías que tantas críticas reciben por sus políticas diferentes y errantes. Seguro que el Ministerio de Sanidad podría dar ejemplo a todos los demás territorios con una política sanitaria eficaz, adoptando las medidas necesarias para que Ceuta y Melilla sean el espejo donde mirarse y, de paso, los entes autonómicos comprueben asombrados que cuando se tiene la posibilidad de actuar sin cortapisas, los resultados mejoran radicalmente.
Además, el citado Ministerio de Sanidad cuenta en Ceuta, además del mencionado Hospital Universitario de 11.000 m2 y 252 camas, con armas de las que carecen las Autonomías, por cuanto la frontera con Marruecos está cerrada y la conexión marítima con la Península continúa cancelada, no solo los fines de semana por decisión del Gobierno local, sino también porque Andalucía decidió su confinamiento perimetral, lo que afecta a Ceuta naturalmente.
Y no entramos en esta ocasión en la responsabilidad del Gobierno para que la Sanidad funcione como un Sistema Nacional de Salud que es lo que la Constitución establece.
Así, con la libertad completa de actuación en instalaciones y materiales, junto a una población confinada en la práctica y profesionales escasos pero competentes, seguro que la situación puede cambiar radicalmente cuando el nacional INGESA decida utilizar las enormes posibilidades que tiene para predicar con el ejemplo a toda España, desde el otro lado del Estrecho.
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